Condenados al destierro, por dioses y demonios
en horas de terror, vienes como un mártir
a suplicar por mi dolor.
Sumisión morbosa, que le ofreces al esclavo
Paraíso, rebelión del condenado
¿Cual es mi castigo ?
Anatemas, el pandemónium tú final
Adornas con fetiches los altares
Para disfrazar un pasado ensangrentado.
Odio tu mansedumbre llena de hipocresías
Odio tu falsa fe que te prohíbe
Y en la oscuridad de sepulcro
Tu alma te maldice.
Miedo a morir, y no encontrar el camino iluminado,
Miedo a la verdad que evocando un pasado, describe tu maldad
Eres como un naufrago, aferrado a un madero
Divagando en la mentira celestial.
Símbolos de tortura
Describe con tus manos
y como vampiros
Bebemos tu sangre
Suplicas al mártir
Que con voz de humano nos miente.
Ahora todo tu despojos son sagrados
El acero que te hizo sangrar
Y el leño que has de cargar.
Anatemas del altar
Que en el suelo sagrado
Escondieron la verdad.
¿Cuántos son los salvos?
¿Cuántos los condenados?
Averno saturado
Paraíso desolado